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Un hito en el bosque de Araucaria araucana de Ñorquinco.

El 21 y 22 de septiembre, junto al Parque Nacional Lanín y decenas de voluntarios, plantamos 3000 nuevos ejemplares de Araucaria araucana para continuar con la restauración del único bosque de esta especie en el mundo. Con esta plantación, superamos las 19.000 ¡Se viene una nueva etapa!

Al comienzo de la primavera, volvimos a Ñorquinco, Neuquén, junto con el Parque Nacional Lanín, voluntarios e investigadores, para llevar adelante una nueva acción de restauración en un bosque especial de Araucarias araucanas (pewen), en el que venimos trabajando hace ya algunas temporadas. Este bosque, el único de su especie en el mundo, fue asediado por un incendio en 2013 que puso en riesgo su reproducción natural.

El primer día de plantación comenzó temprano a las 8 en el bosque, en ronda y con unas palabras de Abel Reyes, del equipo del Parque Nacional Lanín, y Jerónimo, de la comunidad local pewenche. Ambos nos compartieron historias personales vinculadas fuertemente con el bosque, y plantaron el primer plantín de Araucaria.

 

 

Armamos equipos y plantamos plantines de la especie araucana, en las laderas del bosque, donde los fuegos hicieron estragos, a orillas del Lago Ñorquinco. Por la tarde fuimos sorprendidos por lluvias intermitentes. Plantamos aproximadamente 1500 plantines. Volvimos chapoteando felices a los refugios asignados: la Escuela 72 Lonco Mula, un hogar ya para este equipo, y el Templo de la localidad, donde pudimos hospedarnos, calentarnos y descansar.

A la noche, luego de una merienda y ropa caliente, recibimos capacitaciones a cargo de Javier Sanguinetti, líder del Proyecto Pewen, con “Información científica clave para el manejo y conservación del ecosistema biocultural de pewen: Una síntesis binacional”; de Marcelo Castro, del CONICET, quien compartió avances sobre su estudio “Supervivencia de plantines y plántulas de semillas”; y Juan Paritsis, también del CONICET, quien nos habló de “Incendios y Cambio Climático en el Noroeste de la Patagonia”. 

Por su escasez y vulnerabilidad ecológica frente a las crecientes amenazas a su conservación, ligadas al sobrepastoreo ganadero, a la invasión de mamíferos y pinos exóticos, y a la ocurrencia, con mayor frecuencia, de incendios, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) lo declaró “En Peligro”.

“Uno de los efectos más dramáticos del calentamiento global es el aumento en la severidad y frecuencia de incendios forestales. Esto tiene como consecuencia una mayor pérdida de resiliencia, es decir capacidad de recuperación, en varios ecosistemas boscosos del mundo”. dice Juan Paritsis, Investigador en Biodiversidad y Medioambiente. “No obstante, estas trayectorias pueden revertirse llevando a cabo acciones de restauración (rehabilitación) sembrando plantines o semillas”. El Parque y Reserva Nacional Lanín es el único en Argentina que protege bosques de esta especie. Hacemos Bosque colabora con el Proyecto Pewen del Parque Nacional Lanín para apoyar la restauración de 3500 hectáreas del bosque nativo. En Argentina se encuentran los bosques mejor conservados del planeta.

Desde el INIBIOMA (CONICET-UNCo), los científicos vienen realizando estudios para determinar qué condiciones de sitios quemados benefician a los plantines, en nuestro trabajo de restauración. Para ello, desde el 2021, monitorean más de 1000 plantines. Llevaron a cabo un estudio que consistió en plantar plantines de araucaria cerca y lejos de los troncos caídos que dejó el incendio. Su objetivo principal era determinar si cerca de los troncos se forman micrositios favorables para la supervivencia y crecimiento de las plantas en áreas severamente quemadas. 

Descubrieron que la supervivencia fue del 75 % cerca de los troncos, el doble que lejos de los mismos. Comprobaron que cerca de los troncos, la humedad del suelo es 8 % más alta que lejos, favoreciendo su supervivencia. Encontraron también que en la siembra de primavera la germinación y emergencia de plántulas fue el doble que en la siembra de otoño. Los resultados de esta investigación se emplearon para retroalimentar con información el plan de restauración que se ejecuta bajo el Programa Pewen. De esta manera, se combinan la ciencia aplicada, los saberes ancestrales de la comunidad y los  esfuerzos de restauración para la conservación de esta singular especie, en peligro de extinción. 

El segundo día, ya con un regalo de sol, llevamos adelante la plantación de la otra mitad de los plantines, siguiendo las instrucciones de Javier: plantar en grupos de a veinte plantines, con un metro entre cada uno. En el medio, nos topamos con ejemplares plantados en mayo, erguidos entre los manchones de nieve. ¡Un reencuentro feliz!

En todas las ediciones, la plantación del último plantín es un momento especial. Nos juntamos todos para dar cierre a la acción. Somos muchos. De esta plantación, sexta para la organización, también participaron brigadistas de la Provincia de Neuquén y del Parque Nacional Lanín, Técnicos del Parque, Protectores del Pewen, Pobladores de Ñorquinco y Participantes del Consejo Zonal Pewenche. Una red de actores se entreteje de a poco y exponencialmente. Nos vamos conociendo. Nos vamos retroalimentando.

Quienes suelen plantar son, alguien que esté participando por primera vez y algún representante de la comunidad o de parques. Hacen el pozo. Es un momento de mucho silencio, respeto y emoción. ¡3000 nuevas araucarias reposan ahora en suelo firme! Damos gracias al bosque por recibirnos, despidiendo a las nuevas pequeñas araucarias con nuestros mejores deseos.

Esta acción representa un hito importante en la recuperación del bosque, al alcanzar los 19.000 árboles plantados en la zona, y marca el comienzo de una nueva fase de acción enfocada en otras especies nativas, como el ñire, el coihue y el maitén.

Luego de dicha ceremonia, y habiendo cumplido la tarea en menos tiempo de lo planeado, fuimos a conocer el “bosque vivo” de araucarias de la zona, donde ejemplares de más de 500 años se alzan en pie, impolutos a los incendios de la zona. Nos guió Javier, dándonos una clase práctica de lo que habíamos podido ver el día anterior en las presentaciones brindadas por él y los investigadores.

Por la noche, Julieta Genovesi y Agustina Ferri, del Área de Educación Ambiental de la AAP, realizaron una actividad lúdico-participativa, enmarcada en el concepto de red trófica (red alimentaria o un ciclo alimenticio) para ilustrar, a través de una dinámica, el caso específico de la red vinculada a la Araucaria araucana. Conservar esta especie es de vital importancia, por todos los organismos que están vinculados a ella. Las especies nativas cumplen un rol fundamental para preservar la flora y fauna, la biodiversidad del ecosistema específico. Contrariamente, se ven afectados negativamente ante la presencia de especies exóticas y/o invasoras, reflexionamos en común entre los participantes. 

En esta oportunidad, y continuando con el vínculo con la Escuela Nº 72 “Lonco Mula”, se realizó también una plantación de 10 especies nativas, de gran tamaño (2m de altura), en el patio de la escuela: Maitén, Radal, Ñire y Roble Pellín. Participaron de esta actividad 8 estudiantes, 3 docentes y la Directora Elda Suazo, junto al equipo del Parque Nacional Lanín.  

“Quiero darles las gracias por abrirnos el espacio para poder ser parte de algo tan hermoso y simbólico. En lo personal, fue una experiencia sanadora, así como fuimos a llevar vida nueva al bosque, siento que la retribución fue automática para mi corazón. Los quiero, los admiro y amo haber conocido gente tan comprometida con esta causa”, fueron las palabras de Jeremias, uno de los voluntarios.

“Esta fue una experiencia extraordinaria para mi. No la hubiese podido imaginar. Todo me encantó. Aprendí mucho respecto del bosque de Araucarias araucanas y también mucho de lo que somos capaces con un fin común, cómo en estos dejamos de lado quisquillosidades y poner manos a la obra para lograr el objetivo es lo importante. ¡Una gran lección de vida!” nos escribió Mariana, otra voluntaria. “En todo momento aprendí/compartí algo nuevo, respeto, cultura, educación ambiental, compromiso, ética, etc. Como experiencia un 100.” Gracias Bernacchi Juan.

Agradecemos mucho el apoyo que brindó toda la comunidad en esta plantación. Es muy alentador ver cómo se afianza la red de actores. Así como una red trófica, en la que flora y fauna se corresponden, se requieren y se potencian, esta trama de actores, desde los sponsors, pasando por la comunidad local, los científicos y voluntarios, genera encuentros cada vez más potentes. Esto no hace más que motivarnos. Es por ahí. Por más trabajo conjunto en pos del cuidado y la concientización sobre nuestros espacios y especies naturales.

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