Emprendimos viaje a Campo Durán, al norte de la provincia de Salta, para plantar 200 palos borrachos e impartir talleres de educación ambiental en la comunidad Chané. Lo hicimos junto con Arte y Esperanza, una ONG que trabaja acompañando el desarrollo y reconocimiento cultural de los Pueblos Originarios desde 1986.
A principios de febrero, nos fuimos junto a Arte y Esperanza (AyE) a las inmediaciones de Campo Durán, Salta, para plantar 200 plantines de palo borracho, y brindar talleres de Educación Ambiental enfocados en el “agua” junto a la comunidad Chané.
¿Por qué plantamos?
Los Chané son artesanos. Para su cultura, las máscaras son representaciones de potencia y equilibrio entre el hombre y la naturaleza, e intermedian entre el mundo de los dioses y los hombres.
El palo borracho (yuchán), venerado en esta región, es la principal materia prima utilizada para su fabricación. Las máscaras se tallan a cuchillo y se pintan con pigmentos naturales (extraídos de piedras, carbón y flores). Tienen distintas formas y tamaños y evocan la memoria de las formas conocidas, y el espíritu de los animales del monte. Este conocimiento es transmitido por generaciones, perpetuando así, un saber hacer ancestral cuya premisa es el respeto por la naturaleza y el entorno en el que se habita: trabajar sin dañar.
En el marco de un proyecto de apoyo a las poblaciones locales de AyE y la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), nos fuimos a plantar yuchanes, a fin de asegurar a las próximas generaciones Chané la madera que utilizan para confeccionar sus máscaras, parte de su identidad originaria.
Los plantines fueron ubicados estratégicamente en casas de familia, a fin de asegurar su cuidado y aprovechar los beneficios de tener un árbol cerca.
A&E brinda fuentes de trabajo a más de 500 familias de artesanos Wichí, Chané, así como también Qom-Toba, Pilagá, Diaguita Calchaquí, Mbya Guaraní, Kolla y Mapuche, a través de la comercialización sin fines de lucro de sus artesanías. Frente a las condiciones socioeconómicas que atraviesan, las máscaras son una importante fuente de ingreso, al mismo tiempo que constituyen una de sus manifestaciones tradicionales más relevantes.
Como parte de la acción, dimos dos talleres de Educación ambiental en los centros comunitarios de Capiazuti y Misión Tuyuntí, al norte de Tartagal, con el foco puesto en el “agua”.
Hicimos charlas y actividades prácticas sobre tres ejes concretos: concientizar sobre la importancia biológica del agua en nuestro cuerpo; el ‘viaje’ de una gota de agua y su transformación a través de distintas estados: sólidos, líquido, gaseoso: y por último, el papel de la vegetación y su aporte al ser humano.
¡Concurrieron más de 80 personas!, entre residentes locales, empleados de la Municipalidad y miembros de la comunidad Chané local y Wichí de Santa Victoria Oeste. Estos últimos se hospedaron con nosotros en la escuela y participaron de todas las actividades.
Estamos muy agradecidos con Arte y Esperanza por hacernos parte de este proyecto, con las comunidades por sumarse a la acción conjunta y con todos quienes se prestaron para plantar bajo el sol tremendo de las yungas.
Desde el 2018 realizamos plantaciones en distintos puntos de la Patagonia y en apoyo a la Reserva Natural Pilar.
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