“Muchas cosas pueden desarmarse y volverse a armar. No así los sistemas biológicos”. Con esta consigna, estuvimos presentes en las Jornadas de Arte y Ecología del Museo Moderno, con el fin de jugar y reflexionar con los presentes, a través del arte, sobre nuestros impactos en el ecosistema.
Para esta actividad, montamos tres mesas de trabajo. En la primera, los asistentes debían elegir una de las varias imágenes de distintos ecosistemas, sacadas de un almanaque viejo, que estaban esparcidas sobre la mesa. Tenían que seleccionar un paisaje con el que se sintieran identificados y escribir en el dorso lo que los había motivado a elegirlo.
En la segunda mesa, los asistentes debían romper en varios pedazos la imagen que justo antes habían valorado positivamente. En la tercera mesa, los invitamos a intentar restituir, con cola o con aguja e hilo, dicho ecosistema, es decir, el pedazo de papel, y reflexionar sobre las dificultades que encontraron al intentar devolver la imagen a su estado original.
Esta actividad permitió a los presentes visualizar, de forma creativa y directa, la complejidad de restaurar un ecosistema dañado. Muchos se acercaron a la actividad con cierto escepticismo, pero pronto se vieron inmersos en la tarea, casi como en una especie de meditación. La experiencia nos llevó a reflexionar profundamente sobre el esfuerzo y la dificultad que conlleva restaurar lo que ha sido alterado. A través del arte, generamos un espacio de concientización sobre la importancia de preservar la naturaleza antes de llegar a un punto de no retorno.